domingo, 9 de abril de 2017

Un invitado inesperado - Parte 1


Ovnis les dicen muchos, extraterrestres a lo que viene dentro del objeto, él al final de la historia lo llamó amigo. Así es como comienza la historia de este curioso visitante.

El ruidoso helicóptero


Una noche de sueño perfecto tenía R, no soñaba en nada, él simplemente estaba durmiendo plácidamente en su cama. Estaba de visita en casa de su abuela así que no se encontraba en un cuarto propio, él se encontraba en un colchón que su abuela pone cada vez que sus nietos van de visita, esta vez R fue con sus hermanos.

La noche iba bien cuando algo le comenzó a molestar, escuchaba algo afuera de la casa, una casa muy pequeña con techos de lámina y una altura reducida, se podía escuchar de vez en cuando los gatos que pasaban corriendo en todo el techo de la casa o las gotas de lluvia que hacían retumbar todo el techo de la casa. El ruido llegó a sus oídos hasta el punto que le hicieron abrir los ojos, se levantó con una lentitud como lo haría cualquier niño de diez años, todavía seguía un poco dormido, le tomó algo de tiempo despertar por completo, cuando lo hizo seguía escuchando el mismo ruido.

Era un helicóptero indudablemente, pero solo él lo había escuchado, todos los demás seguían dormidos. Debajo de él se encontraban sus dos hermanos en otro colchón al ras del piso, su abuela se encontraba con su hermana en una cama de madera junto a él. Se le hizo extraño que un helicóptero sonara tan cerca de la casa así que se asomó.

Era un pequeño helicóptero con tonos verdes como el jade y plateados como el mercurio, era muy brillante, se movía en círculos sobre la casa e iba generando colores como la aurora boreal se vería en un buen día de búsqueda, era tan tranquilizador ver este espectáculo, pareciera que solo lo hacía para saludar a R que en ese momento estaba observando por la ventana.

Poco a poco el helicóptero fue disminuyendo su velocidad hasta quedar inmóvil en un punto, después de esto se dirigió a la ventana desde donde veía el pequeño niño de diez años, antes de que R pudiese reaccionar y abrir la ventana para que el helicóptero pasara sin romperla, este ya se encontraba dentro del cuarto. ¡Había atravesado la ventana sin romperla!.

R se encontraba sorprendido, no sabía en qué pensar, no sabia que sentir, tenía tantos sentimientos que no había experimentado en su corta vida, no sabía como reaccionar. El pequeño amigo se comunicó, pero no movió lo labios, le dijo “hola” un hola muy amigable. R se encontraba un poco confundido debido a que escuchó claramente su voz pero no concordaba con lo que había visto, el pequeño amigo le estaba “hablando” a su mente, se comunicaba telepática mente, esto hacía todo más simple, de esta manera la voz no rompería el silencio y no rompería el momento.

R le contestó el saludo sin mover labios simplemente pensó y dirigió el pensamiento hacia el pequeño ser.

--¿Hola? -- pensó R sin saber si Z entendería.
-¿Ya no te acuerdas de mi?- Contestó Z -Eramos amigos antes de que llegaras aquí. Soy Z.
R no sabía el por qué sus palabras retumbaron y ese nombre “Z” se le hacía demasiado familiar, “Z” -- Pensó. Cuando lo imaginó sintió paz, lejanía, familiaridad, este último sentimiento lo asustó un poco, cómo podría sentir familiar algo que es tan lejano. Algo tan lejano como las estrellas, algo que se encuentra miles de años luz lejos de la tierra. Pero ¿cómo era posible que supiera exactamente qué tan lejos estaba?, R sabía que el lugar donde estaba pensando lo podría llamar casa sin ninguna duda. ¿Como podría ser posible que Z lo haya ido a buscar desde tan lejos? ¿Cuanto tiempo tardo en llegar a su pequeña casa? ¿Como Z sabía donde se encontraba?

Z interrumpió todos sus pensamientos tratando de evitar que R entrará en pánico, “somos hermanos cósmicos le dijó”, estamos conectados por algo más que la distancia y el tiempo, por algo más que la sangre. Se donde estas siempre y tú sabes donde estoy yo, pero las reglas de esta dimensión son olvidar todo cuando naces, en esta dimensión es necesario renacer para evolucionar y cuando “mueres” lo recuerdas todo nuevamente y sabes como volver a casa. Las “palabras” de Z (En realidad nadie había abierto la boca) retumbaron en la mente de R, el universo se le hizo tan pequeño en ese momento y se sintió parte de un todo. En ese momento R tenía demasiadas preguntas que realizarle a su amigo cósmico.

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